Por lo general cuando un pareja se separa, todos voltean la mirada a la mujer, con ojos de pena y ternura, “pobrecita…”, “es una chica buena…” “que pena por su bebe...” en cambio al hombre se le condena y se responsabiliza con toda clase de culpas, los adjetivos van desde “es un imbécil …”, hasta “ese desgraciado miserable merece morir”.